sábado, 8 de diciembre de 2012


Y las valijas partieron....

con estas palabras las despedimos

Por Julia Simioli
Y para terminar, quisiéramos volver sobre el tema de los objetos… porque una pregunta que siempre sobrevoló nuestro trabajo durante estos dos años fue entonces, qué es un objeto? Como contar algo a través de ellos?
Hace unos días, en el marco de reflexiones y balances finales entre nosotros, mientras cortábamos el plástico que protege las piezas, armábamos valijas, grabábamos cds, y muchos etcéteras más,  encontramos este breve relato, seguramente conocido por todos, pero que maravillosamente narrado ponía en palabras algo de lo que queríamos nosotros expresar…
La historia ubica a un Eduardo Galeano paseando por Ollantaytambo cuando se encuentra de repente con un grupo de niños que al ver que tenía una lapicera, le pidieron que les hiciera dibujitos en sus manos.
En palabras de Galeano, fue entonces que “en medio de aquel alboroto, un desarrapadito que no alzaba más de un metro del suelo, le mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
-me lo mandó un tío mío, que vive en Lima, dijo.
- y ¿anda bien? Le preguntó Eduardo.
-atrasa un poco, reconoció.
Entonces un objeto es mucho más que algo que se puede ver, tocar, oler, saborear… un objeto se construye, se nombra, evoca. Implica elecciones, procesos de elaboración, de uso. Es por esto que al momento de pensar en las piezas integrantes de estas valijas viajeras que hoy comienzan a andar, entendimos que no podía ser azarosa esa elección. Que no bastaba con elegir una lapicera sino que teníamos que buscar la forma que  esa lapicera nos llevara a relojes y a muchas tantas otras cosas, que nos vinculara con personas, lugares y situaciones que ni siquiera habrían sido contempladas por nosotros al momento de elegirlas. Buscábamos con esto, objetos disparadores, que movilizaran a quienes les llegaran, que motiven la curiosidad para indagar, para preguntar, para investigar.
Es en este punto en donde se nos volvió necesario saber donde y a quien pedirle que confeccionaran estos objetos. Y quien mejor que aquellas personas que imprimen  en su trabajo cotidiano,  tradiciones aprehendidas, los saberes y historia de sus pueblos.  Es decir, objetos generados por los pueblos para hablar de los pueblos.
Además, se suman a ellos especialistas, como Darío y Silvia, técnico y museóloga del museo y Gisela, diseñadora gráfica,  que tan generosamente trabajaron sobre las valijas, las réplicas y los calcos de piezas que conforman el acervo patrimonial del museo y que nos ayudan a dar cuenta de un pasado en constante reinterpretación.
 Por eso es que queremos agradecer profundamente, y sabiendo que vamos a omitir sin intención alguna a muchísima gente que colaboró de alguna manera, a la artesana trabajadora de metales, por los alfileres, aros y tupus mapuche; a las tejedoras quiaqueñas que viajan a vender sus chulos y tullmas al pueblo humahuaqueño –ahí fue donde las encontramos- en un local en donde  decenas de ellas dejan sus producciones y se turnan para atenderlo, en un trabajo comunitario; al alfarero de la comunidad qom de la ciudad de La Plata que suele vender sus artesanías en las escalinatas de este museo, quien recorriera con nosotros la sala Espejos Culturales y nos asesorara sobre el uso y tratamiento del barro para la fabricación de las vasijas; a la gente de la red Arte y Esperanza, comercio justo, a través de quienes conseguimos las máscaras de palo borracho que viajaron hasta nosotros desde el noreste del país.
A los actores y actrices que nos brindaron su tiempo y talento. Ellos fueron los encargados de poner su voz para los mitos grabados que acompañan la valija.
A los docentes que año a año se acercan al museo con sus alumnos para asistir a la Muestra Anual para ciegos y disminuidos visuales. Con ellos, convocados por el director de la Biblioteca Braille, Marcelo Calvo, compartimos una enriquecedora jornada de taller en donde presentamos por primera vez esta idea-proyecto que estábamos llevando a cabo.
A todos los compañeros y compañeras docentes-guías del servicio de guías de este museo que colaboraron leyendo borradores, escuchando audios, recortando, pegando, llevando, acomodando, cebando mates. Ellos llegaban a trabajar y se encontraban casi a diario con una oficina abarrotada de cosas y en permanente cambio.
Y por último, y antes de pasar a conocer las valijas terminadas y de ceder la palabra a quienes gusten hablar, nos queda por presentar uno de los ejes que también forma parte de las valijas, -como ya fuera comentando-: la música como forma de expresión, como forma de comunicación. Una selección de canciones tanto en castellano como en quechua, qom y guaraní  acompañan a los objetos.
Entonces surgió la idea de invitar a alguien que viniera hoy a compartir parte de estos contenidos también.  El grupo de voluntarios quiere dar las gracias a un músico que, siendo de Berisso, de aca cerquita, recorre el todo el país llevando su repertorio folklórico por los más diversos escenarios. Hoy tenemos la suerte de tenerlo en este auditorio. Así que los dejamos en compañía de Javi Caminos.

Para escuchar como siguió la tarde:




Fotos: Julia Simioli

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