Y las valijas partieron....
con estas palabras las despedimos
Por Julia Simioli
Y para terminar, quisiéramos
volver sobre el tema de los objetos… porque una pregunta que siempre sobrevoló
nuestro trabajo durante estos dos años fue entonces, qué es un objeto? Como
contar algo a través de ellos?
Hace unos días, en el marco de
reflexiones y balances finales entre nosotros, mientras cortábamos el plástico
que protege las piezas, armábamos valijas, grabábamos cds, y muchos etcéteras
más, encontramos este breve relato,
seguramente conocido por todos, pero que maravillosamente narrado ponía en
palabras algo de lo que queríamos nosotros expresar…
La historia ubica a un Eduardo
Galeano paseando por Ollantaytambo cuando se encuentra de repente con un grupo
de niños que al ver que tenía una lapicera, le pidieron que les hiciera
dibujitos en sus manos.
En palabras de Galeano, fue
entonces que “en medio de aquel alboroto, un desarrapadito que no alzaba más de
un metro del suelo, le mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
-me lo mandó un tío mío, que vive
en Lima, dijo.
- y ¿anda bien? Le preguntó
Eduardo.
-atrasa un poco, reconoció.
Entonces un objeto es mucho más
que algo que se puede ver, tocar, oler, saborear… un objeto se construye, se
nombra, evoca. Implica elecciones, procesos de elaboración, de uso. Es por esto
que al momento de pensar en las piezas integrantes de estas valijas viajeras
que hoy comienzan a andar, entendimos que no podía ser azarosa esa elección.
Que no bastaba con elegir una lapicera sino que teníamos que buscar la forma
que esa lapicera nos llevara a relojes y
a muchas tantas otras cosas, que nos vinculara con personas, lugares y
situaciones que ni siquiera habrían sido contempladas por nosotros al momento
de elegirlas. Buscábamos con esto, objetos disparadores, que movilizaran a
quienes les llegaran, que motiven la curiosidad para indagar, para preguntar, para
investigar.
Es en este punto en donde se nos
volvió necesario saber donde y a quien pedirle que confeccionaran estos
objetos. Y quien mejor que aquellas personas que imprimen en su trabajo cotidiano, tradiciones aprehendidas, los saberes y
historia de sus pueblos. Es decir,
objetos generados por los pueblos para hablar de los pueblos.
Además, se suman a ellos
especialistas, como Darío y Silvia, técnico y museóloga del museo y Gisela, diseñadora
gráfica, que tan generosamente
trabajaron sobre las valijas, las réplicas y los calcos de piezas que conforman
el acervo patrimonial del museo y que nos ayudan a dar cuenta de un pasado en
constante reinterpretación.
Por eso es que queremos agradecer
profundamente, y sabiendo que vamos a omitir sin intención alguna a muchísima
gente que colaboró de alguna manera, a la artesana trabajadora de metales, por
los alfileres, aros y tupus mapuche; a las tejedoras quiaqueñas que viajan a
vender sus chulos y tullmas al pueblo humahuaqueño –ahí fue donde las
encontramos- en un local en donde decenas de ellas dejan sus producciones y se
turnan para atenderlo, en un trabajo comunitario; al alfarero de la comunidad qom
de la ciudad de La Plata que suele vender sus artesanías en las escalinatas de
este museo, quien recorriera con nosotros la sala Espejos Culturales y nos
asesorara sobre el uso y tratamiento del barro para la fabricación de las
vasijas; a la gente de la red Arte y Esperanza, comercio justo, a través de
quienes conseguimos las máscaras de palo borracho que viajaron hasta nosotros
desde el noreste del país.
A los actores y actrices que nos
brindaron su tiempo y talento. Ellos fueron los encargados de poner su voz para
los mitos grabados que acompañan la valija.
A los docentes que año a año se
acercan al museo con sus alumnos para asistir a la Muestra Anual para ciegos y
disminuidos visuales. Con ellos, convocados por el director de la Biblioteca
Braille, Marcelo Calvo, compartimos una enriquecedora jornada de taller en
donde presentamos por primera vez esta idea-proyecto que estábamos llevando a
cabo.
A todos los compañeros y
compañeras docentes-guías del servicio de guías de este museo que colaboraron
leyendo borradores, escuchando audios, recortando, pegando, llevando,
acomodando, cebando mates. Ellos llegaban a trabajar y se encontraban casi a
diario con una oficina abarrotada de cosas y en permanente cambio.
Y por último, y antes de pasar a
conocer las valijas terminadas y de ceder la palabra a quienes gusten hablar,
nos queda por presentar uno de los ejes que también forma parte de las valijas,
-como ya fuera comentando-: la música como forma de expresión, como forma de
comunicación. Una selección de canciones tanto en castellano como en quechua, qom
y guaraní acompañan a los objetos.
Entonces surgió la idea de invitar
a alguien que viniera hoy a compartir parte de estos contenidos también. El grupo de voluntarios quiere dar las
gracias a un músico que, siendo de Berisso, de aca cerquita, recorre el todo el
país llevando su repertorio folklórico por los más diversos escenarios. Hoy
tenemos la suerte de tenerlo en este auditorio. Así que los dejamos en compañía
de Javi Caminos.
Para escuchar como siguió la tarde:
Fotos: Julia Simioli
No hay comentarios:
Publicar un comentario