miércoles, 21 de noviembre de 2012

El enano y el gigante, o breve reflexión sobre museos grandes y pequeños. 





El mundo de los museos está signado por la diversidad. Son diversas las temáticas, los tipos de colecciones, sus orígenes, su antigüedad, su encuadre institucional, y muchas otras variantes. De todas ellas hay una variable que usamos constantemente: el tamaño. Hablamos de museos grandes y pequeños, y pretendemos que el "tamaño" en sí mismo tenga algún tipo de poder explicativo.  
Lo primero que debemos pensar es que no siempre que evocamos el "tamaño" nos referimos a lo mismo. En ocasiones cuando decimos un museo grande, queremos decir que tiene muchos objetos en sus colecciones; algunas veces grande es un término para marcar que la institución tiene un gran prestigio, y otras veces, curiosamente, decir museo grande viene a significar grandes dificultades.
Todas las variables (tipo de colecciones, tamaño de las colecciones, cantidad de personas que trabajan en él , marco institucional que tiene, etc.) inciden en la dinámica propia que tendrá el museo. El "tamaño" es una condición  crucial que nos lleva a esta división informal que hacemos entre los museos: los grandes y los pequeños.

¿Es mejor ser "grande"?

Mi respuesta es simple y directa: no. "Por otro lado... -continúo, mientras sonrío secretamente- tampoco es mejor un museo pequeño". ¿Qué significa esto? Significa que ambos museos tienen dinámicas muy diferentes, pero que pueden nutrirse entre sí. Los grandes museos suelen ser instituciones antiguas, complejas en su organización, y en muchas ocasiones,  también prestigiosas. Estas condiciones hacen que en estos museos los cambios encuentren, muchas veces, grandes resistencias. Un museo con menos personal para su administración, con una estructura menos compleja, que aborde una temática más acotada, encontrará que, a pesar de tener menos recursos, puede implementar estrategias novedosas y generar espacios para la experimentación de una forma más ágil.
Es preciso profundizar las relaciones entre los museos y abonar una interacción que ponga en diálogo sus distintas dinámicas. La facilidad con que los museos pequeños pueden aplicar diferentes estrategias es una experiencia valiosa para compartir e implementar en otros espacios. Los grandes museos, por su parte,  también cambian. Lo diferente es que cambian desde un diálogo permanente con una idea de museo vinculada con viejos paradigmas y no desde una ruptura radical. Cambian también a través de un diálogo constante con el público, sus expectativas, y una idea de qué es un museo que será cuestionada en sí misma  durante la visita.
Entre lo grande y lo pequeño, entre el enano y el gigante hay un juego posible al que estamos invitados.

Jacqueline





No hay comentarios:

Publicar un comentario